Cuando un niño calla Hace un tiempo me encontré con una antigua alumna. No esperábamos vernos, así que fue una grata sorpresa encontrarnos y reconocernos (yo estoy más vieja y ella más guapa, la verdad). Nos abrazamos y hablamos alegremente durante un rato. Me contó de su vida desde que no tenemos contacto diario y me sentí muy orgullosa de sus logros, supongo que no tanto como su madre, pero casi casi… Fue mi alumna durante un tiempo, los primeros días con ella fueron duros: era una niña desafiante y muy arisca. No tenía buena relación con la mayoría de sus compañeros de clase, ni hacía caso a los docentes. Había repetido y consideraba el colegio como una carga que no sabía digerir. Para su madre, también era una niña complicada y más dificil de llevar que sus hermanos. Como yo soy de tendencias cabezonas, tengo la firme determinación desde que trabajo en la escuela que nunca se debe dar por perdido a un alumno. Empecé a ofrecerle mi ayuda en solitario, porque delante de los demás compañeros no quería, y empezamos a trabajar en un proceso duro, porque al principio se negaba a abrirse ni decir nada. Por su